05 octubre, 2023

Revistas depredadoras: A la sombra de la producción científica

¿Qué son las revistas “depredadoras”? En esta columna de opinión se analiza este creciente problema en el ámbito de la publicación científica, destacando la importancia de identificar y contrarrestar esta amenaza para la integridad de la investigación.

Por: Cristóbal Castro V., Coordinador de Gestión del Conocimiento, Vicerrectoría de Investigación y Doctorados Universidad San Sebastián (*)

En las últimas décadas, como humanidad nos hemos embarcado en un viaje vertiginoso hacia la frontera del conocimiento. El acelerado avance de la ciencia ha permitido ampliar la comprensión del mundo que nos rodea y nos ha brindado herramientas para abordar desafíos globales apremiantes, desde la crisis climática hasta la reciente pandemia de COVID-19. Así, paralelo a este emocionante progreso, hemos presenciado una evolución en la forma en que se realiza y se comparte la investigación científica, aspecto intrínsecamente relacionado con el movimiento de Acceso Abierto (Open Access) y los desafíos asociados a su implementación.

La calidad y la integridad de la investigación científica son cruciales para garantizar que los avances científicos sean sólidos y confiables. En este sentido, las revistas científicas desempeñan un papel fundamental al garantizar que los estudios presentados sean sistemáticos, originales, confiables y precisos. Estas revistas han establecido procesos editoriales y sistemas de revisión por pares para asegurarse de que la investigación cumpla con los más altos estándares de calidad, los cuales reflejan la calidad general del conocimiento producido por la comunidad científica.

Sin embargo, en el último tiempo ha surgido un fenómeno preocupante en el mundo de la publicación científica: las llamadas “revistas depredadoras”, es decir, publicaciones periódicas que se hacen pasar por revistas científicas legítimas, pero en realidad carecen de estándares de calidad adecuados. El término fue acuñado por Jeffrey Beall, bibliotecario y académico de la Universidad de Colorado, quien alertó sobre esta problemática en un artículo publicado en la revista Nature en 2012.

Si bien no existe una definición universalmente aceptada de lo que constituye una revista depredadora, el Committee on Publication Ethics (COPE) las describe como “publicaciones sistemáticas con fines de lucro de contenido supuestamente académico de forma engañosa o fraudulenta y sin ningún respeto por la garantía de calidad”. No obstante, la falta de consenso en una definición precisa por parte de la comunidad científica ha dificultado la lucha contra este problema y ha contribuido a su crecimiento.

Ilustración de David Parkins (Nature, 2019)

Identificar estas revistas depredadoras puede ser un desafío en sí mismo, sin embargo, existen señales de alerta que los autores y la comunidad científica pueden tener en cuenta, por ejemplo: el cobro de elevadas tarifas para publicar trabajos sin la debida realización de servicios editoriales adecuados, la falta de transparencia en los procesos de revisión y publicación, sitios web poco profesionales, correos electrónicos no deseados solicitando manuscritos, entre muchos otros.

Para abordar este problema, se han desarrollado diversos esfuerzos. En 2015, COPE junto con Jeffrey Beall publicaron un conjunto de criterios para determinar las editoriales que publican revistas depredadoras. Beall también creó la famosa “Lista de Beall”, que se convirtió en una referencia principal en esta materia antes de ser retirada en 2017. Estos criterios se centran en los procesos y prácticas de las editoriales. Asimismo, Cabells Scholarly Analytics (CSA), empresa que ofrece servicios editoriales, cataloga las revistas que cumplen con criterios establecidos, identificando aquéllas que no cumplen.

Además, numerosas sociedades científicas y editoriales, incluida Springer Nature, han respaldado la iniciativa “Think Check Submit”. Esta campaña orienta a las y los autores sobre cómo identificar revistas legítimas y ofrece recomendaciones claras sobre cómo evaluar la credibilidad de una revista. Proporciona videos instructivos, listas de verificación y consejos valiosos para garantizar la calidad de las publicaciones científicas.

A pesar de estos esfuerzos, determinar el número exacto de revistas depredadoras es un reto considerable debido a su naturaleza clandestina y a su constante proliferación. La “Lista de Beall” identificó más de 1.000 revistas, mientras que otras estimaciones sugieren que podría haber hasta 8.000 de estas revistas. Incluso se estima que en 2014 se publicaron aproximadamente 420.000 artículos en revistas depredadoras. A medida que estas revistas continúan multiplicándose, la necesidad de identificarlas y contrarrestarlas se vuelve cada vez más apremiante.

En este escenario, existen algunas recomendaciones para ayudar a la comunidad científica. Estas incluyen ser cauteloso al elegir una revista para publicar, identificar correctamente a los editores y comités editoriales, examinar los procesos y estándares de revisión por pares, evaluar la legitimidad de las revistas, revisar las tarifas de publicación, verificar la indexación e impacto de la revista y estar alerta ante otras señales, como la falta de ISSN o la presencia de nombres de revistas confusamente similares.

En un sistema en el que existe presión por publicar, y en que la transparencia de la investigación se vuelve cada vez más relevante, las revistas depredadoras representan una amenaza para la integridad de la investigación académica y la confianza del público en la ciencia. Su impacto en ella es todavía materia de investigación.

Resulta fundamental para las instituciones, y en especial para los académicos, poder informarse respecto a este fenómeno, ya que como bien es sabido, la construcción de la confianza y el prestigio es un proceso largo y laborioso que puede perderse fácilmente si se toman decisiones erradas. Con la colaboración de la comunidad científica y el uso de las herramientas y recursos disponibles, es posible proteger la calidad y la confiabilidad. Una responsabilidad que, en la búsqueda del conocimiento, todos compartimos.

(*) Para mayores detalles, fuentes y recomendaciones sobre esta problemática, revisa el documento técnico preparado por el autor de la columna.