Día Mundial de la Salud 2024: El rol de las universidades
Columna escrita por la Dra. María Teresa Valenzuela B., Médico Cirujano y Magíster en Salud Pública de la Universidad de Chile. Profesora Titular, docente investigadora y Decana de la Facultad de Ciencias para el Cuidado de la Salud de la Universidad San Sebastián.
El 7 de abril conmemoramos el 76º aniversario de la fundación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), oportunidad para reflexionar sobre la salud más allá de la ausencia de enfermedad, sino como un eje esencial para el bienestar, la calidad de vida y el desarrollo socioeconómico de una población. Bajo el lema “Mi Salud, Mi Derecho”, este Día Mundial de la Salud llega en un contexto en el que la salud global ha sido fuertemente amenazada por desafíos sin precedentes como la pandemia de COVID-19, estilos de vida no saludables y problemas de acceso a la salud, en convergencia con una crisis climática, contaminación ambiental y crisis económicas.
La complejidad de estos retos requiere una aproximación de “des-medicalización” de la salud; es decir, enfocarnos en la prevención y educación antes de que el diagnóstico y la intervención médica se hagan necesarios. En este sentido, las universidades juegan un rol crucial en la formación de futuros profesionales de la salud acorde a las necesidades de salud de la población, con la capacidad de educar y comunicar los factores de riesgo que dañan la salud, y de esa manera contribuir a disminuir la carga de enfermedad que genera listas de espera. Carreras de la salud y postgrados para profesionales que tengan amor por la comunidad y el trabajo en terreno.
Debemos también formar más profesionales de la salud: enfermeras comunitarias que den soporte a la capacidad resolutiva de la Atención Primaria, especialistas que resuelvan parte del largo listado de pacientes en espera, particularmente en aquellas áreas que lo están generando. Más especialistas en medicina familiar, en enfermedades metabólicas, cáncer, enfermedades cardiovasculares, oftalmología, traumatología, por nombrar algunos ejemplos. De la misma forma, capacitar y hacer uso de herramientas tecnológicas -telemedicina, plataformas y aplicaciones de salud- que permitan resolver problemas a través de la salud digital.
También las universidades son fundamentales en generar conocimientos a través de la investigación, básica y aplicada, y la innovación. Éstas forman las bases del progreso, del desarrollo de nuevos tratamientos, nuevas vacunas y estrategias de prevención; sin investigación, muchas de las enfermedades actuales y emergentes no serán cubiertas.
Debemos avanzar en mejorar el acceso a servicios de salud, que en nuestro país es otorgado por un subsistema público preferente y uno privado, sin discriminación. Mejorar la educación e información sobre los riesgos para la salud y los beneficios de adoptar prácticas, hábitos y estilos de vida saludables; trabajar por una buena nutrición, por condiciones ambientales de menor riesgo, y así reducir la incidencia de enfermedades cardiovasculares, cáncer y otras enfermedades crónicas.
Las universidades están llamadas a ser punta de lanza en este esfuerzo colaborativo por construir un futuro más saludable para nuestra población, y que “Mi Salud, Mi Derecho” sea una realidad para todos.