01 julio, 2024

Contaminación por microplásticos en las costas chilenas: primeros hallazgos de la expedición “Centinela I”

La primera travesía científica de la embarcación escuela “Centinela I” reveló presencia de partículas plásticas en todos los sitios muestreados, con concentraciones que oscilan entre 10.000 y 80.000 partículas por kilómetro cuadrado.

 

María José Marconi J., Vicerrectoría de Investigación y Doctorados USS.

Los océanos del mundo son el alma de nuestro planeta, cubriendo más del 70% de la superficie de la Tierra y sustentando innumerables ecosistemas. Chile, con sus más de 4.500 km de costa frente al océano Pacífico, posee una riqueza marina invaluable. Sin embargo, esta riqueza enfrenta serias amenazas como la contaminación por plásticos y otros contaminantes emergentes que impactan tanto en el ecosistema marino como en la salud humana.

En enero de 2024, un equipo de científicas y estudiantes de la Universidad San Sebastián, liderado por la Dra. Karla Pozo Gallardo, llevó a cabo la primera expedición científica del yate-escuela “Centinela I”. Esta travesía, que abarcó desde Puerto Montt hasta Concepción, se centró en medir y analizar la presencia de microplásticos en las aguas costeras de Chile, y en particular, identificar el aporte de los ríos de la zona centro-sur en la exportación de microplásticos hacia el sistema costero.

La expedición logró recolectar muestras de agua en la desembocadura de seis ríos clave en la zona centro-sur de Chile: Valdivia, Imperial, Biobío, Llico, Maullín y el Golfo de Ancud, utilizando técnicas avanzadas de muestreo y análisis. Los resultados preliminares indican la presencia de partículas plásticas en todos los sitios muestreados, con concentraciones que oscilan en un rango 10.000 y 80.000 partículas por kilómetro cuadrado.

Un hallazgo significativo fue la diferenciación zonal en los niveles y características de los microplásticos encontrados. En la zona sur, se registraron abundancias de hasta 39.000 partículas por kilómetro cuadrado, el doble de la cantidad encontrada en la zona centro-sur. “En la zona sur se identificó una mayor variedad de colores y tamaños de microplásticos, predominando polímeros como el tereftalato de polietileno (PET) y el polietileno (PE),” explicó la Dra. Karla Pozo. La zona centro-sur, por otro lado, presentó una prevalencia de partículas más pequeñas, entre 0.5 y 2.5 mm, así como altos porcentajes de polímeros diferentes a los de la zona sur, dominando los polímeros conocidos como poliepóxidos y acrílico.

Los resultados obtenidos están probablemente influenciados por la actividad industrial presente en ambas zonas. Mientras que al norte se localizan varias industrias de celulosa aledañas al Río Biobío y Valdivia, en la zona sur destaca la alta presencia de actividad acuícola. “Previamente, en otros países, investigadores han identificado la importante influencia que tiene la salmonicultura en la contaminación plástica de los océanos,” señaló la Dra. Pozo.

Por ejemplo, se ha estimado que la piscicultura en Noruega podría liberar más de 4 mil toneladas de microplásticos anualmente al medio marino. En dichos estudios se ha identificado una relación entre la presencia de plásticos livianos, resistentes y flexibles como el PET y PE y la presencia de instalaciones vinculadas al cultivo del salmón. Sin embargo, estos polímeros también se utilizan en variados productos, como botellas, bolsas, envases de alimentos, textiles, etc. Teniendo en cuenta estos datos, comprender las posibles fuentes de contaminación es vital para reducir el impacto en el ecosistema marino de la contaminación por plástico.

“La presencia de microplásticos no solo amenaza la vida marina, sino que también puede tener efectos adversos en la salud humana,” comenta la Dra. Pozo. Los microplásticos, explica, pueden ser ingeridos por el zooplancton, afectando toda la cadena alimentaria hasta llegar a los peces consumidos por humanos. Investigaciones previas han demostrado que los microplásticos pueden causar daño tisular, estrés oxidativo y alteraciones metabólicas en los organismos marinos.

Desafíos y próximos pasos

La expedición “Centinela I” marca un hito en la investigación ambiental en Chile, pero también subraya la necesidad de continuar estudiando y mitigando la contaminación por plásticos. En Chile, la ley REP (Responsabilidad Extendida del Productor) podría desempeñar un papel importante en la reducción de residuos plásticos, ya que responsabiliza a los productores de la gestión de los residuos derivados de la comercialización de sus productos. Considerando que las principales fuentes de microplásticos provienen de envases de consumo desechados, la implementación de esta ley podría contribuir significativamente a reducir la generación de residuos plásticos que son mal gestionados y terminan contaminando el ambiente.

La Dra. Karla Pozo y su equipo han dado un primer paso decisivo para enfrentar la contaminación por microplásticos. El equipo, compuesto por Tatiana Recabarren, Doctora en Biología; Mariett Torres, MSc en Innovación en Biociencias y Bioingeniería, y Camila Jacobsen, MSc (c) en Innovación en Biociencias y Bioingeniería, continuará analizando las muestras recolectadas para obtener una comprensión más detallada de la distribución y el impacto de los microplásticos en las costas chilenas. “Este tipo de esfuerzos son fundamentales para diseñar medidas efectivas que protejan nuestros ecosistemas marinos y la biodiversidad que sustentan,” concluye la Dra. Pozo.

El equipo extenderá esta investigación hacia el norte de Chile, en una expedición científica que recorrerá las costas de Atacama. Estas primeras observaciones reafirman la importancia de la investigación científica para enfrentar los desafíos ambientales y resaltan la necesidad de acciones coordinadas para proteger nuestros océanos.