09 octubre, 2025

Más allá de la sal: el potasio y el control natural de la presión arterial

Recientemente se presentó la segunda edición del Manual de Hipertensión Arterial, texto que actualiza el conocimiento sobre la naturaleza de esta enfermedad, su epidemiología, prevención y tratamiento, en línea con los consensos internacionales y las normas de manejo actualmente vigentes.

Entre sus novedades destaca el capítulo “Potasio de la dieta e hipertensión arterial: cuando sacar la sal no es suficiente”, escrito por el Dr. Carlos Vio, profesor titular de la Universidad San Sebastián. Los principales conceptos de este trabajo fueron presentados y discutidos con estudiantes de Medicina durante una clase de Fisiopatología Médica realizada en la sede Valdivia de la USS.

 

Comunicaciones Vicerrectoría de Investigación y Doctorados USS

Comunicaciones sede Valdivia USS

Aunque tradicionalmente asociada al envejecimiento, la hipertensión arterial afecta cada vez a personas más jóvenes. Tanto en Chile como a nivel mundial, el aumento sostenido de casos en menores de 30 años refleja un cambio en la epidemiología de esta condición.

Ante esta realidad, el Dr. Carlos Vio, profesor titular de la Universidad San Sebastián, pone el foco en un aspecto crítico pero subestimado: el déficit de potasio en la dieta moderna y su impacto en la salud cardiovascular. Este enfoque, que combina evidencia fisiológica y perspectiva clínica, fue presentado recientemente por el académico durante una clase de Fisiopatología Médica en la sede Valdivia, en el marco de la publicación de la segunda edición del Manual Clínico de Hipertensión Arterial.

La hipertensión, muchas veces silenciosa, ejerce una presión constante sobre arterias, corazón y riñones, causando daños acumulativos que pueden derivar en infartos cardíacos, accidentes cerebrovasculares y enfermedad renal crónica. Los expertos coinciden en que este fenómeno está estrechamente vinculado al incremento de la obesidad, el sedentarismo y los malos hábitos alimenticios, especialmente el alto consumo de sodio en los alimentos ultraprocesados.

Durante décadas nos hemos concentrado casi exclusivamente en reducir el sodio —evitar la sal—, pero menos del 3% de las personas logra alcanzar esos objetivos. Mientras tanto, el consumo de potasio, que es igualmente relevante, sigue siendo extremadamente bajo, con menos del 1% de la población cumpliendo la ingesta diaria recomendada”, explica.

Este mineral, cuya ingesta mínima debería alcanzar los 3,5 gramos diarios, cumple un rol vital en la regulación natural de la presión arterial, la función de las células y la protección frente a complicaciones cardiovasculares y renales.

Revertir el desequilibrio

El Dr. Vio plantea que la dieta moderna ha alterado radicalmente la proporción natural entre sodio y potasio en los alimentos. “Todos los alimentos naturales tienen diez veces más potasio que sodio, pero cuando estos se procesan industrialmente, la relación se invierte completamente, resultando en más sodio que potasio”, explica. Este cambio dietético favorece el desarrollo de la hipertensión al mismo tiempo que reduce críticamente la disponibilidad de potasio en el organismo, lo cual eleva el riesgo de complicaciones cardiovasculares, renales y cerebrovasculares.

“El potasio actúa como un diurético natural, eliminando el exceso de sodio a través del riñón”, detalla el Dr. Vio. Desde la fisiología renal, esta acción se explica por la inhibición de un mecanismo específico llamado cotransportador sodio/cloro (NCC), cuya desactivación facilita la eliminación del sodio por la orina y contribuye a regular la presión arterial. Sin embargo, la presencia masiva de alimentos procesados —ricos en sodio y pobres en potasio— dificulta enormemente esta función protectora natural.

A pesar de su efecto comprobado, el potasio ha estado históricamente ausente de las políticas públicas de salud nutricional. Frente a esta omisión, el Dr. Vio propone una serie de medidas concretas:

Es fundamental incluir el contenido de potasio en el etiquetado de alimentos y promover un consumo más alto de este mineral. Si los alimentos procesados tuvieran un sello que indicara claramente que contienen niveles adecuados de potasio, esto permitiría a las personas tomar mejores decisiones para su salud”, plantea.

El aumento de la hipertensión en jóvenes podría revertirse significativamente mediante una alimentación que se aproxime a lo que, evolutivamente, nuestros cuerpos esperan: alimentos frescos, mínimamente procesados y naturalmente ricos en potasio. “Si las personas consumieran alimentos naturales, prácticamente no sería necesario recomendar reducir tanto el sodio, porque el potasio de manera natural se encargaría de eliminarlo”, resume el investigador.

La propuesta del Dr. Vio subraya una realidad que va más allá de lo médico: restablecer el equilibrio original entre sodio y potasio en la dieta cotidiana es una estrategia eficaz para prevenir la hipertensión y, a la vez, una forma de reconectar con una alimentación más acorde con nuestra biología y salud futura.