Dra. Sarah Núñez: Investigando el rol del linfocito B en las enfermedades autoinmunes
“Mi línea de investigación busca ver cómo en enfermedades autoinmunes como el lupus el sistema inmune tiene la capacidad de establecer memoria frente a distintos componentes del propio organismo, a través de la actuación de los linfocitos T y linfocitos B. Los primeros son capaces de reconocer inmediatamente a organismos patógenos y los segundos, su función principal es producir anticuerpos”, expresa la profesora Núñez.
En la actualidad, más de veinte mil personas en Chile padecen de lupus, una enfermedad autoinmune, en la que el sistema de defensa que tiene el cuerpo frente a agentes patógenos ataca por error tejidos sanos del cerebro, los riñones, articulaciones y la piel, entre otros órganos. Esta afección crónica se da, sobre todo en mujeres en edad fértil, entre 15 y 44 años.
Frente a este panorama, la académica y Doctora en Ciencias Biomédicas, Sarah Núñez, trabaja en conocer a fondo esta enfermedad para así encontrar sus orígenes, a través de su línea de investigación denominada “Linfocitos B en Autoinmunidad”.
La profesora Núñez explica que estas enfermedades “se producen por un malfuncionamiento del sistema autoinmune, cuya función principal es defendernos de agentes que nos pueden causar daño, ya sean estos patógenos, como virus o bacterias, y normalmente tiene la capacidad de distinguir estos agentes extraños y las células de nuestro propio organismo, pero en estas enfermedades hay fallas en los mecanismos para reconocer que los tejidos y las células de nuestro propio organismo son componentes que no tiene que atacar”.
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La investigadora indica además que una de las características más importantes del sistema inmune, es que, al encontrarse con un microorganismo externo al cuerpo humano, lo reconoce, establece el mecanismo para su destrucción, y posteriormente forma células de memoria respecto a este elemento extraño.
“Mi línea de investigación busca ver cómo en enfermedades autoinmunes como el lupus el sistema inmune tiene la capacidad de establecer memoria frente a distintos componentes del propio organismo, a través de la actuación de los linfocitos T y linfocitos B. Los primeros son capaces de reconocer inmediatamente a organismos patógenos y los segundos, su función principal es producir anticuerpos”, expresa la profesora Núñez.
“Lo que es realmente fantástico es que estas células de memoria pueden sobrevivir muchos meses e incluso años. Y cuando nos volvemos a reencontrar con ese agente, a través de esta memoria, el sistema inmune lo reconoce y actúa mucho más rápidamente”, enfatiza la profesora y docente.
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En el caso del lupus, el organismo de algunas personas no distingue entre atacar su cuerpo y elementos extraños. Y desde ahí desarrollan una respuesta inmune frente a tejidos propios, lo cual causa problemas crónicos. Ante este escenario solo queda utilizar inhibidores paliativos.
La profesora Núñez explica que “eso de alguna manera explicaría por qué estas enfermedades son crónicas, ya que esta memoria autorreactiva se encuentra constantemente activándose. Las enfermedades autoinmunes, tienen ciclos de actividad y remisión, entonces los pacientes pasan por períodos de activación muy potente del sistema inmune, y tienen mucha sintomatología. Entonces ahí los reumatólogos tienen que aumentar las dosis de todos los medicamentos inmunosupresores, después se normaliza un poco, pero pensamos que esta memoria autoinmune los hace susceptibles a recaídas y reincidencias”.
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Sarah Núñez enfatiza que actualmente no existen muchos estudios que aborden la formación de memoria de células autorreactivas en enfermedades autoinmunes, tales como el lupus eritematoso.
“En los pacientes que tienen enfermedades como lupus o la artritis reumatoide, uno de los tratamientos que se les da a los pacientes que ya no responden bien a las terapias convencionales, es que se le aplica una terapia biológica, que es un anticuerpo que tiene como objetivo eliminar todos los linfocitos B, que producen anticuerpos que se atacan el propio organismo”, recalca.
El problema es que hay un tipo de pacientes que no responde bien ante esta terapia o tienen una respuesta muy corta frente a ésta. Se piensa que, en parte, es que, si bien se eliminan los linfocitos B, hay células de memoria que no se están eliminando de manera eficiente. Y eso es lo que estamos tratando de estudiar, concluye la doctora en Ciencias Biomédicas.